CASA DE LA SANTA TRINIDAD
Convento de la Purísima Concepción
Carisma de las monjas trinitarias
Contemplación Trinitaria o pasión por la libertad
Las Trinitarias contemplativas, atraídas por la obra de San Juan de Mata, optamos desde el silencio del claustro por la Paz. Sólo amamos si tenemos paz; y, si amamos, estamos sirviendo para devolver la esperanza a los que la han perdido, estamos ayudando a liberar al hombre de sus cadenas.
Como Trinitarias, dejándolo todo, todo menos el corazón, entregadas del todo por Amor en la oración, en la soledad sonora, en el huerto interior, proclamamos a la Santísima Trinidad, nos hacemos solidarias y voz privilegiada de los oprimidos, de los pobres, de los marginados, de los que necesitan un signo de comunión. Portadoras de la Alegría, testigos de la nueva Esperanza en el amor de la Trinidad, tenemos en nuestras manos la virtud reveladora de la gloria de Dios.
Proyecto Trinitario de vida, consagrado a una vigorosa afirmación de que el hombre es un don de Dios y por ello luz en la noche y sol en la calle.
Misión
En nuestra vocación trinitaria contemplativa están inseparablemente unidas la gloria de la Trinidad y la redención de los hermanos. La contemplación de Jesús, es una continua búsqueda de la voluntad del Padre y una participación en su ansia y pasión por la vida plena de los hombres, por su redención, en especial por la de aquellos hermanos que sufren persecución a causa de su fe, o son maltratados en su dignidad humana.
Vida fraterna
El Espíritu de Jesús nos ha congregado para realizar el plan del Padre, no individualmente, sino en comunidad con otras hermanas llamadas a vivir en la Iglesia el mismo ideal evangélico.
Todas las hermanas de la comunidad nos sentimos, pues, unidas no sólo por el bautismo y la fe, sino en la misma consagración religiosa, en el mismo espíritu y carisma, en la misma oración y amor, en la misma misión eclesial.
Contemplación
La oración es uno de los medios fundamentales que tenemos para vivir nuestra misión trinitaria redentora en la Iglesia, personal y comunitariamente, nuestra adoración y alabanza al Padre de Cristo, nuestra acción de gracias. Está hecha desde la vida de la Iglesia, desde la historia de los hombres, especialmente de los pobres, oprimidos y cautivos de hoy. Transmite los dolores y gritos de los oprimidos y suplica para ellos la justicia, el respeto y la libertad.
Soledad y silencio
La unión con Dios reclama el oxígeno de la oración. Pero la oración tiene un contorno obligado de soledad y silencio. Nuestra soledad como trinitarias contemplativas no es un alejamiento, ni una fuga o evasión. Nuestro silencio no es un vacío. Nuestra soledad es encuentro con Dios, nuestro silencio es voz, atención a la Palabra, audición divina.
Alegría compartida
Vivimos y cantamos la alegría que brota de la fe y la esperanza. La alegría que nace de sabernos amadas por Dios y salvadas en Cristo. Nuestra alegría es la proclamación de un empeño, porque sabemos que aún hay mucho dolor y lágrimas en torno. Los hombres siguen matándose y el egoísmo está segando muchas dignidades y derechos. Por eso la alegría que cantamos desde los hondones de nuestra vida es una invitación a seguir celebrando la Pascua, la Pascua de la liberación y de la vida, la Pascua trinitaria.
Vida litúrgica
Nuestra Liturgia, plegaria de Cristo, es también plegaria de la Iglesia; plegaria hecha en nombre de la Iglesia y plegaria con la Iglesia. En ella realizamos la misión de toda la comunidad cristiana.
Conscientes de que somos voz de toda la Iglesia, nos preparamos con las mejores disposiciones para la celebración de los actos litúrgicos.
Trabajo
En la misma línea redentora de nuestra vocación está el trabajo. Un valor altamente considerado en la Regla de San Juan de Mata, y que para nosotras se convierte igualmente en signo redentor. Dignifica nuestra vida igualándonos a todos los hombres y nos proporciona un medio de colaboración con el necesitado.
La entrega trinitaria, desde la soledad, desde la contemplación, tiene sentido hoy, tiene sentido en la Iglesia, y en el mundo su compromiso, una expresión y una actitud actuales y creativas. Una misión tan honda y alta, que vuela por encima de los ocasos.
María ha escogido la mejor parte. A esta misión puedes estar llamada. Escucha su voz.
Fundación de la comunidad
Andújar, ciudad con identidad trinitaria muy temprana (1244), acogió desde el 8 de diciembre de 1587 a las monjas trinitarias, primer convento femenino en la Diócesis, que mantuvieron la presencia trinitaria ante la ausencia de los hermanos durante varios siglos, y que aguardaron con esperanza su vuelta hasta el año 1930, en el que éstos fundaron en el Santuario de la Virgen de la Cabeza.
El convento de la Purísima Concepción fue fundado por las hermanas Luisa Muñoz Jimena e Isabel Ramírez Jimena, con la colaboración de dos monjas de la comunidad de Villena (Alicante), Tomasa Lorenzo y Luisa Andrea de Vargas, durante el pontificado de Sixto V y siendo Ministro General de la Orden el P. Bernardo de Santo Domingo.
Hechos y personas destacables
Enclavadas en el centro de la ciudad, desde hace cuatro siglos, la comunidad andujareña vive al unísono con el sentir del pueblo en el que está enraizada, transmitiendo el reflejo de la misericordia de Dios y prodigando liberación.
Entre los muchos ejemplos de santidad a lo largo de los siglos de existencia, merece una especial mención por su repercusión en la Iglesia y en la sociedad de su tiempo, la vida de M. LUCÍA YÁÑEZ.
Lucía Yáñez Pérez de Sevilla nació en Andújar el día 29 de marzo de 1640, en la típica calle de los Mesones, jurisdicción de la Parroquia de San Miguel Arcángel, en el seno de una familia de hondas raíces cristianas. Su hermano, Antonio, profesó como trinitario en el convento de San Eufrasio de la ciudad.
Ingresó en el convento de la Purísima Concepción, de monjas trinitarias, en el año 1658 y profesó el día 8 de septiembre de 1659, cuando todavía no había cumplido los veinte años.
Muy pronto las hermanas pudieron percibir signos de santidad en su vida. Signos que trascendieron los muros del convento y se conocieron en la ciudad y fuera de ella. Su sabiduría, el don de consejo y profecía atrajeron a numerosas personas de todas las condiciones y clases sociales, que buscaban el consuelo y el aliento en sus palabras.
Su profetismo se encontró con amenazas y tuvo que soportar acusaciones y reproches de todo tipo, pero la audacia de su mensaje y ejemplar testimonio de vida perduró en el tiempo. Sigue siendo actual y se nos recuerda, después de más de trescientos años de su muerte. Su fama ha perdurado en el tiempo como una mujer santa y consejera de su pueblo. Desde el año 1680 se mantiene por parte del Cabildo Municipal del Ayuntamiento de Andújar, el Voto a la Inmaculada Concepción para poner fin a la epidemia de cólera que asoló a la ciudad y que fue comunicada por Sor Lucía, depositaria del mensaje de la Purísima Concepción.
El 11 de abril de 2011 se presentó el libro “Sor Lucía, una mujer consejera de su pueblo”, escrito por D. Juan Rubio y D. Andrés Borrego, en el que se recoge en forma de representación teatral la vida de esta gran mujer.
La comunidad actual
La comunidad actual tiene siempre presente que la forma de interceder por el mundo y de ayudarlo, de ejercer un servicio de misericordia y redención en favor de toda clase de esclavitud, es sin duda a través de la oración. En ese sentido, se inició una relación de compromiso con la pastoral penitenciaria de la cárcel de Jaén en el año 1998, desde la que se pretende ofrecer la fuerza liberadora y transformadora del Evangelio a los hermanos que carecen de libertad.
En estos años ha aumentado el contacto con los voluntarios de la cárcel de Jaén, que se hacen presentes y comunican todos sus encuentros y proyectos. Además ha habido apertura a otras cárceles de España, en las que hay reclusos conocidos de los hermanos trinitarios, que son capellanes. Serían muy numerosos los casos y anécdotas que se podrían enumerar y que forman parte de la oración diaria.
Otra actividad realizada desde esta casa es la asistencia a numerosos pobres, transeúntes y familias que piden la comida diaria. La crisis económica de estos años ha aumentado en gran número estas necesidades básicas, que en una ciudad como Andújar, expuesta al paso de numerosos inmigrantes han alcanzado un número increíble al que se trata de ayudar en la medida que les es posible.
Es la forma en la que la comunidad trinitaria intenta vivir día a día su carisma, testimoniando ante el mundo el amor trinitario de Dios.
La comunidad actual está formada por doce hermanas y nuestro trabajo está relacionado con la confección.
Nos encontrarán en C/ Granados, nº1.- 23740 ANDÚJAR (Jaén)
Comunicación con la comunidad:
T.953 50 16. 81
E-mail: monjas.trinitarias@infoandujar.com
Mi enhorabuena a la Comunidad por su trabajo, entrega y oración diaria.Son un pilar fundamental…siento consuelo pensando en que siempre estarán ahí. ¡Ánimo!
Estoy intentando transferir 200€ a la cuenta corriente de estas monjas ES17 0182 0184 8600 0005 3641 Y el ordenador no me deja.
Telefono 687762117
Que horario de misas hay diariamente